sábado, 22 de agosto de 2009

Miradas


Cuantas miradas cruzamos por día, miradas perdidas, miradas invisibles…
Esta es la historia de una mirada que se hizo tan real como deseable.
Te cruzaba varias veces al día en la oficina, me parecías terriblemente comestible, con esa apariencia de niño tímido, que me decía que algo escondía y que tan así… no serias.
Te miraba pasar, tranquila desde mi escritorio, esperando que lo notaras, y cuando lo hacías me divertía manteniendo mi mirada firme hasta que vos lentamente la bajabas… era muy fácil hacerte sonrojar…
Y así me divertía, sintiéndote mi presa, sintiéndome desafiante, sin buscar nada mas que ese sentimiento que me hacia sonreír toda la tarde.
Un día todo cambio, me miraste firme y fue como una lucha que termino en una mirada cómplice, de repente empecé a buscar excusas tontas para cruzar un par de palabras, y así fue como comenzamos a comunicarnos por mensajes, solo un –hola, cómo esta tu día?
Sin buscar nada, solo expectante, me gustaba jugar con vos, de esa forma, el típico coqueteo que a mi tanto me gusta, es mi juego preferido, ese y provocar, eso ya lo saben.
Nunca me esperé que esta vez la pieza del jaque seria movida por el contrincante, y así fue como de una tonta conversación terminamos planeando que día nos encontraríamos en un hotel, si, así como lo leen,
el niño no era mas que un lobo disfrazado de oveja, y eso a mi me encanta.
Nos intercambiamos números de teléfono, y concretamos día y horario.
Esa noche me llamaste 15 minutos antes para decirme que ya salías para casa, yo termine de tomarme un buen vino tinto con amigos y solo restaba esperar.
Como me imaginaba, fuiste muy puntual, entré en tu auto y nos saludamos con un tibio beso en la boca, cual pareja que hace tiempo están juntos.
Charlamos amenamente mientras conducías hasta el hotel, llegamos, me abriste la puerta, tomaste mi saco y arreglaste todos los por menores.
Cuando volviste me tomaste entre tus brazos y me besaste fuerte y apasionadamente, como una pareja que hace tiempo no se veía, como si todas esas miradas se hubieran convertido en un deseo entrañable.
Me llevaste a la cama y sin dejar un minuto de tocarme me fuiste sacando la ropa, y luego mire como vos te sacaste la tuya, tu piel tan terriblemente blanca, tus pecas cubriendo tu cuerpo, tus ojos bellamente claros y tu pelo, todo tu pelo de un rojo espectacular.
Me tomaste, me acariciaste y con tu boca fuiste preparando cada rincón de mi cuerpo para ser explorado, no dejábamos de besarnos, era terrible como no dejábamos que nuestros cuerpos se separaran ni un segundo.
Cada pose hacia que el placer perdurara y fuera mas fuerte, que te sintiera cada vez mas imposiblemente dentro mío, mi piel se adhería a la tuya, nuestra transpiración brotaba de cada uno de nuestros poros, y la respiración nos incitaba a querer mas; es tan excitante sentir como la respiración va aumentado dando aviso al momento del clímax total…
Que lindo fue estar arriba tuyo, mirarte disfrutar, poder moverme libremente haciéndote deleitar …
Fascinante fue recorrer todo su cuerpo con mi lengua, tratar de contar tus pecas tan lindas, sentir tu cuerpo duro, oh si!! bien duro…
Termino como empezó, nos dimos todo, todo de el termino en mi…
abatidos y rendidos quedamos en la cama… solo el agua podía calmar un poco la sed.
Hablamos de nuestras vidas, del trabajo y de la nada … era como para hacer tiempo, había que cumplir el horario ja, pero era imposible solo hablar y otra vez estábamos como al principio; mala suerte sonó el teléfono y ya era muy tarde.
Me llevaste a casa como todo un caballero, nos despedimos con el mismo tibio beso del principio.
Me pase toda la noche sonriendo cada vez que volvía a mi mente tus besos, caricias, los temblores y cada mirada…
Por eso tengan cuidado con la miradas, no se fíen porque en el momento menos pensado nos podemos cruzar y sin darte cuenta, entrare por tu mirada para quedarme bajo tu piel, tibia y sonriente...

No hay comentarios: