viernes, 7 de agosto de 2009

Entre sueños


A veces, solo a veces sueño que puedo entrar en tus sueños.
Que con solo cerrar los ojos entro a ese mundo y puedo elegir sin mas que mover un dedo la puerta que quiero traspasar.
Siempre me acusabas de provocar, y yo sin ninguna duda te aseguraba que había nacido para eso, para despertar en los demás el deseo insaciable de tenerme, de poder poseer mi cuerpo, mi carne... nunca jamás mi alma, a ella ni yo la podía poseer.
Por ende elegí esa noche abrir tu puerta; traspase tu cuarto casi flotando, te mira ahí tan quieto; dormías como un niño, lo que en realidad sos para mi.
No parecías ese asesino terrible que cada vez que te leía me daba escalofrió.
Me metí en tu cama casi sin que te dieras cuenta, mi cuerpo quedo rozando el tuyo, casi sin tocarte, solo permitiendo que sintieras el calor que emanaba de mi piel hacia la tuya.
Un escalofrió te despertó e inmediatamente te diste vuelta, asustado me miraste sin entender muy bien donde estábamos o si yo verdaderamente estaba ahí contigo.
Sin que pudieras darte cuenta de lo que pasaba te tome de la nunca y acerque tu boca a la mía, sentí tu frescura y moje tus labios con mi lengua, no podías parar de mirarme hasta que tus ojos lentamente se cerraron y te volcaste en mi beso.
Te acosté como a un pequeño y sin despegarme de tu cuerpo me subí en vos... moviéndome lentamente hasta sentir que estabas listo para que yo pudiera tomarte.
Intentabas decir algo, tal vez querías saber si era real, pero de verdad que cosa lo es, un momento, el mínimo movimiento, un rose, una sonrisa
o tal vez un sueño, tal vez solo lo importante es real o solo lo que necesitamos que lo sea.
Un lento y mínimo gemido salio de mi boca cuando mis caderas se acomodaron dejándote entrar en mi, y así fue una y otra vez, hasta que todo se torno mas rápido y ligero, tu cuerpo traspiraba placer y tu cara demostraba todo lo que sentías, tu cuerpo quería darme todo pero todo sin parar y continuar así por el resto de nuestros sueños.
Me agarraste de las cintura y con solo un movimiento tomaste el poder de la lucha, me hiciste tuya una y otra vez, parecía que esa noche jamás iba a terminar, o que jamás existió, que solo fue un suspiro o un resplandor.
De repente mi cuerpo exploto y un temblor me recorrió haciéndose fin en vos y esta vez el gemido salio de mi boca perdiéndose en la tuya.
Nos miramos y eso basto para ambos… ni una palabra ni mil hubieran reemplazado lo que en esa mirada nos dijimos.
Me levante de tu cama, me seguías con tu rostro sin sabes que hacer, si pedirme que volviera o que jamás me fuera…
Al llegar a tu puerta me di vuelta y te dije:” ya no me podes acusar de solo provocar, ya no podes decir que caliento la pava, pero ahora nunca podrás olvidarme y sentirás en tus sueños el fresco aroma de mi piel y será insoportable si no me tienes, ahora ya no hay vuelta atrás nenito”
Y la puerta se cerro; y me fui a ver que otra puerta quería traspasar, a que otra persona quería hacer mía y quedarme bajo su piel, para que no me vea, para que solo me sienta…

1 comentario:

Frank dijo...

Ejem... Bueno, qué más puedo decir además de lo que no se ha dicho ya?

Muy bueno. "Quedarme bajo tu piel"... Quizás me robe eso.

Beso.